Divertido, sensible, loco, sentimental... y mas
Posted : 15 years, 10 months ago on 7 February 2009 02:40 (A review of We Sing, We Dance, We Steal Things)Vaya descubrimiento esta semana. Es para disfrutarlo en cualquier momento. Os lo recomiendo.
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cuidado con las masas
Posted : 15 years, 11 months ago on 9 January 2009 08:45 (A review of The Wave)Cuando se dan ciertas condiciones sociales, es posible perder el sentido común convertirnos en demonios para nosotros mismos.
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texto:
Posted : 18 years, 10 months ago on 19 February 2006 08:50 (A review of El mito de Ã?caro)«La esperanza y la decepción son ambas hijas del mal vivir y lo reproducen indefinidamente. Este libro es un intento de salir de ese cÃrculo, contra el cual sólo conozco dos disposiciones del alma: la desesperanza y la felicidad. Y sólo dos dimensiones del tiempo: el presente y la eternidad. Al reflexionar sobre todo esto, he tenido la impresión de que estas dos disposiciones y estas dos dimensiones no estaban tan separadas las unas de las otras como en principio se podrÃa creer, y que incluso en rigor no era posible pensarlas más que como resultado de su mutua relación. Es esta relación la que, por mi parte, querrÃa tratar de explorar en sus diferentes manifestaciones. Digo âpor mi parteâ pues no es mi propósito ser original. Mi meta no es pensar algo novedoso, sino pensar de un modo certero. Mi problema âsi es preciso resumirlo en una fraseâ es saber si la idea de sabidurÃa guarda hoy algún sentido y, en ese caso, cuál. Cuestión anacrónica, dirán algunos. Quizá. Para saberlo es preciso aún recorrer el camino. Intentémoslo.»
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Des-esperar
Posted : 18 years, 10 months ago on 19 February 2006 08:40 (A review of La felicidad, desesperadamente)VICENTE VERDÃ
Un libro, breve y nutricio, de André Comte-Sponville, recientemente publicado por Paidós, se titula La felicidad, desesperadamente. Puede parecer enseguida que propone la busca de la felicidad con apremio y con empeño, pero lo que pretende infundir es casi todo lo contrario. En primer lugar, la felicidad si se la sopesa, no puede consistir en algo raudo, que haga la visita forzada, con premura y desaliño. Por el contrario, la felicidad desprende una idea esbelta, bien peinada, azucarada y lenta. No se sabe si muy prolongada en el tiempo, pero una felicidad de importancia no enseña nunca su fin. Ahora se trata también de que no enseñe obscenamente su principio. Buscar la felicidad desesperadamente consiste, en el budismo o en los estoicos no estar a su espera. Dimitir de la expectativa de su llegada, acercarse al grado cero de la previsión. De esa manera, el placer, cuando llega, se derrrama con milagrosa prodigalidad y no se pondera como una ración más o menos copiosa respecto a lo pedido.
Efectivamente, el libro de Comte-Sponville sostiene una idea a contracorriente de la cultura imperante pero muy en la lÃnea de las importaciones espirituales, de Oriente o de los clásicos, que se difunden estos dÃas. Se viaja hoy contra Occidente o se regresa al pasado, porque tanto nuestro espacio como nuestro tiempo se han convertido en grandes fábricas de infelicidad. La clave de la estrategia mercantil contemporánea se basa e en acentuar la expectativa, agudizar el deseo, crear la máxima sensación de carencia para poder colocar los numerosos artÃculos de consumo. Nada llega hoy sino tras la fulgente vÃspera de su publicidad y de sus enjoyadas promesas. Desde los automóviles a las pelÃculas, desde los cursos de idiomas a los viajes a Alaska, el anuncio de la recompensa estimula las glándulas del deseo y la fantasÃa de una satisfacción máxima. La experiencia ulterior resulta siempre inferior a lo previvido, la felicidad proclamada se trasmuta en frustración y la esperanza tan alta en desesperanza rasa. Se debe, por tanto, empezar al revés. Proceder desde la no esperanza e invertir la secuencia: des-esperar, recibir, verse regalado, afortunado, flagrantemente feliz.
¿Asunto resuelto?
Un libro, breve y nutricio, de André Comte-Sponville, recientemente publicado por Paidós, se titula La felicidad, desesperadamente. Puede parecer enseguida que propone la busca de la felicidad con apremio y con empeño, pero lo que pretende infundir es casi todo lo contrario. En primer lugar, la felicidad si se la sopesa, no puede consistir en algo raudo, que haga la visita forzada, con premura y desaliño. Por el contrario, la felicidad desprende una idea esbelta, bien peinada, azucarada y lenta. No se sabe si muy prolongada en el tiempo, pero una felicidad de importancia no enseña nunca su fin. Ahora se trata también de que no enseñe obscenamente su principio. Buscar la felicidad desesperadamente consiste, en el budismo o en los estoicos no estar a su espera. Dimitir de la expectativa de su llegada, acercarse al grado cero de la previsión. De esa manera, el placer, cuando llega, se derrrama con milagrosa prodigalidad y no se pondera como una ración más o menos copiosa respecto a lo pedido.
Efectivamente, el libro de Comte-Sponville sostiene una idea a contracorriente de la cultura imperante pero muy en la lÃnea de las importaciones espirituales, de Oriente o de los clásicos, que se difunden estos dÃas. Se viaja hoy contra Occidente o se regresa al pasado, porque tanto nuestro espacio como nuestro tiempo se han convertido en grandes fábricas de infelicidad. La clave de la estrategia mercantil contemporánea se basa e en acentuar la expectativa, agudizar el deseo, crear la máxima sensación de carencia para poder colocar los numerosos artÃculos de consumo. Nada llega hoy sino tras la fulgente vÃspera de su publicidad y de sus enjoyadas promesas. Desde los automóviles a las pelÃculas, desde los cursos de idiomas a los viajes a Alaska, el anuncio de la recompensa estimula las glándulas del deseo y la fantasÃa de una satisfacción máxima. La experiencia ulterior resulta siempre inferior a lo previvido, la felicidad proclamada se trasmuta en frustración y la esperanza tan alta en desesperanza rasa. Se debe, por tanto, empezar al revés. Proceder desde la no esperanza e invertir la secuencia: des-esperar, recibir, verse regalado, afortunado, flagrantemente feliz.
¿Asunto resuelto?
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La vanguardia
Posted : 18 years, 10 months ago on 19 February 2006 08:32 (A review of El capitalismo, ¿Es Moral?)MarÃa Asunción Guardia
publicado en: La Vanguardia, sección Cultura, 16/3/2005
"El capitalismo no es moral --"y no se lo reprocho"-- para Comte-Sponville, y la moral no es rentable. "Pero necesitamos las dos cosas: por una parte, la eficacia --amoral-- de la economÃa;y por otra, los valores --morales-- de los individuos. Y por eso necesitamos la polÃtica, para que los valores morales de los individuos influyan sobre la amoral de la economÃa. (...) "Una empresa no está al servicio de la sociedad, sino de los accionistas. No contemos con la empresa para hacer justicia, ni con el Estado para crear riqueza. Es un error de la izquierda que el Estado creara riqueza y es un error del Estado ultraliberal que las empresas creen justicia" (...) "Es necesario crear riqueza porque es la única manera de hacer recular la pobreza. Y, sin embargo, la riqueza no ha bastado para hacer una civilización". SÃ, la economÃa es importante, pero no hay que olvidar lo esencial. "Importante es lo que tiene precio. Esencial es lo que no tiene precio", concluye Comte-Sponville."
publicado en: La Vanguardia, sección Cultura, 16/3/2005
"El capitalismo no es moral --"y no se lo reprocho"-- para Comte-Sponville, y la moral no es rentable. "Pero necesitamos las dos cosas: por una parte, la eficacia --amoral-- de la economÃa;y por otra, los valores --morales-- de los individuos. Y por eso necesitamos la polÃtica, para que los valores morales de los individuos influyan sobre la amoral de la economÃa. (...) "Una empresa no está al servicio de la sociedad, sino de los accionistas. No contemos con la empresa para hacer justicia, ni con el Estado para crear riqueza. Es un error de la izquierda que el Estado creara riqueza y es un error del Estado ultraliberal que las empresas creen justicia" (...) "Es necesario crear riqueza porque es la única manera de hacer recular la pobreza. Y, sin embargo, la riqueza no ha bastado para hacer una civilización". SÃ, la economÃa es importante, pero no hay que olvidar lo esencial. "Importante es lo que tiene precio. Esencial es lo que no tiene precio", concluye Comte-Sponville."
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Periódico Avui
Posted : 18 years, 10 months ago on 19 February 2006 08:22 (A review of El amor, la soledad)"Hace poco menos de medio año que la lectora desacomplejada leyó el libro La felicidad desesperadamente de André Comte-Sponville y convirtió a este autor en su filósofo de cabecera, por lo que agradece a los editores de Paidós que no hayan tardado mucho en publicar otro libro de Comte-Sponville, tan sugerente y fácil de leer como el anterior, titulado El amor la soledad (asÃ, sin coma aunque la coma sà estaba en la versión original) (â¦) El amor la soledad se publicó en francés por primera vez en 1992 y recoge tres entrevistas hechas al filósofo por Patrick Vighetti, Judith Brouste y Charles Juliet. "La idea era hacer un libro que no fuera simplemente un libro de filosofÃa sino más bien el libro de un filósofo sobre aquello que la filosofÃa y la vida le habÃan enseñado, sobre lo que habÃa aprendido", explica Comte-Sponville en la introducción.
Con el paso de los años el filósofo ha ido creyendo cada vez menos en la pasión y cada vez más en el amor. Lo cual no impide que haya podido enamorarse, aunque sin hacerse ilusiones: sabe por experiencia que el enamoramiento tiene fecha de caducidad. "No debemos idealizar las parejas, aunque tampoco debemos idealizar la pasión; vivirla sÃ, cuando se presenta, pero sin pedirle que dure, ni pedirle que ella sola nos baste. La verdadera cuestión consiste en saber si debemos dejar de amar cuando dejamos de estar enamorados (y si es asà no haremos más que ir de pasión en pasión, con los desiertos inmensos de aburrimiento entre una y otra) o si, por el contrario, debemos amar de un modo distinto y mejor. Las pocas parejas que lo consiguen (pero las hay) me parece que exploran este segundo camino, que sin duda es el más difÃcil y delicado".
Amar, dice Comte-Sponville, es difÃcil. En cambio, enamorarse es fácil: es una cosa al alcance de cualquier adolescente. "¿Ir saltando de pasión en pasión? Sinceramente, ya no tengo edad", concluye el filósofo. SÃ, el amor fracasa. Pero el fracaso sólo es un argumento para aquellos que prefieron el éxito al amor. Comte-Sponville, que prefiere el amor al éxito, sostiene que el fracaso amoroso no es una refutación en su contra, del mismo modo que la muerte no es una prueba contra la vida. (â¦)"
Con el paso de los años el filósofo ha ido creyendo cada vez menos en la pasión y cada vez más en el amor. Lo cual no impide que haya podido enamorarse, aunque sin hacerse ilusiones: sabe por experiencia que el enamoramiento tiene fecha de caducidad. "No debemos idealizar las parejas, aunque tampoco debemos idealizar la pasión; vivirla sÃ, cuando se presenta, pero sin pedirle que dure, ni pedirle que ella sola nos baste. La verdadera cuestión consiste en saber si debemos dejar de amar cuando dejamos de estar enamorados (y si es asà no haremos más que ir de pasión en pasión, con los desiertos inmensos de aburrimiento entre una y otra) o si, por el contrario, debemos amar de un modo distinto y mejor. Las pocas parejas que lo consiguen (pero las hay) me parece que exploran este segundo camino, que sin duda es el más difÃcil y delicado".
Amar, dice Comte-Sponville, es difÃcil. En cambio, enamorarse es fácil: es una cosa al alcance de cualquier adolescente. "¿Ir saltando de pasión en pasión? Sinceramente, ya no tengo edad", concluye el filósofo. SÃ, el amor fracasa. Pero el fracaso sólo es un argumento para aquellos que prefieron el éxito al amor. Comte-Sponville, que prefiere el amor al éxito, sostiene que el fracaso amoroso no es una refutación en su contra, del mismo modo que la muerte no es una prueba contra la vida. (â¦)"
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